La comunidad científica busca constantemente técnicas que permitan afirmar si existe vida en otros planetas. Pero todavía es algo que nos queda un poco lejos, ya que aun no podemos ver planetas extrasolares porque no disponemos de telescopios con la suficiente resolución para ello.
No obstante desde hace algún tiempo se están utilizando otros métodos para la detección y estudio de dichos astros.
La sonda espacial Kepler, de la NASA, inició su travesía siendo lanzada desde cabo Cañaveral el 6 de marzo de 2009. Su misión es la de hallar planetas como la Tierra fuera de nuestro sistema solar. Planetas rocosos, que orbitan en la zona templada (donde el agua líquida puede persistir sobre la superficie) alrededor de estrellas similares al Sol.
El objetivo de la sonda es observar simultáneamente unas 156.000 estrellas (de la región Cisne-Lira de nuestro cielo), y analizar su brillo cada 30 minutos para detectar posibles tránsitos de planetas. Luego, observando la periodicidad de esos tránsitos los astrónomos podrán estimar el tiempo orbital de los planetas descubiertos. Por ejemplo, Los planetas de tamaño similar a la Tierra, ubicados en zonas habitables, deberán teóricamente completar una órbita en un año aproximadamente.
Kepler no es la primera misión de estas características. A finales de 2006, fué lanzada la sonda Corot (de origen europeo). Pero la nueva sonda estadounidense podrá descubrir planetas más pequeños, de tamaño similar a la Tierra, gracias a la mayor resolución y modernidad de los instrumentos que incorpora. Para hacernos una idea, si la Kepler observara desde el espacio un pequeño pueblo de la Tierra por la noche, sería capaz de detectar la disminución en la luz de un pórtico cuando alguien pasa por delante de él.
Así pues, mediante esta nave se espera ampliar notablemente el número de planetas extrasolares descubiertos (que a la fecha del lanzamiento era de 337), de tal manera que al término de la misión, se pueda disponer de una estimación más fiable sobre el número de planetas existentes en la galaxia (dato crucial para calcular la probabilidad de encontrar vida más allá de la Tierra).
Junto a la información obtenida por estas sondas se encuentra la obtenida por el telescopio Hubble y los potentes telescopios terrestres tras identificar la posición del planeta.
No obstante desde hace algún tiempo se están utilizando otros métodos para la detección y estudio de dichos astros.
La sonda espacial Kepler, de la NASA, inició su travesía siendo lanzada desde cabo Cañaveral el 6 de marzo de 2009. Su misión es la de hallar planetas como la Tierra fuera de nuestro sistema solar. Planetas rocosos, que orbitan en la zona templada (donde el agua líquida puede persistir sobre la superficie) alrededor de estrellas similares al Sol.
Kepler no es la primera misión de estas características. A finales de 2006, fué lanzada la sonda Corot (de origen europeo). Pero la nueva sonda estadounidense podrá descubrir planetas más pequeños, de tamaño similar a la Tierra, gracias a la mayor resolución y modernidad de los instrumentos que incorpora. Para hacernos una idea, si la Kepler observara desde el espacio un pequeño pueblo de la Tierra por la noche, sería capaz de detectar la disminución en la luz de un pórtico cuando alguien pasa por delante de él.
Junto a la información obtenida por estas sondas se encuentra la obtenida por el telescopio Hubble y los potentes telescopios terrestres tras identificar la posición del planeta.
Mediante estos telescopios es posible estudiar el espectro electromagnético del planeta y así obtener información extra que aporta datos tan relevantes como su composición o hipótesis sobre posibles hechos que allí ocurren. Por ejemplo, es posible detectar bioindicadores: presencia de oxígeno (necesario para respirar en seres similares a nosotros), presencia de metano (producido como desecho orgánico),... o incluso el efecto de absorción de la clorofila que podría estar produciendo un planeta con gran presencia vegetal.
Hace poco, la NASA hizo públicos los datos obtenidos durante el primer período de misión. Sin embargo, el equipo científico de Kepler, formado por 28 astrónomos, ha obtenido permiso para reservarse hastra febrero de 2011 los datos de los 400 objetos de mayor interés (entre ellos los candidatos más parecidos a la Tierra).
Algunos astrónomos no pertenecientes al equipo han criticado esta excepción en la política de la NASA justificando que el descubrimiento del primer exoplaneta de estas características tendrá carácter histórico y por ende debe hacerse público ya. Sin embargo, la gente del Kepler alega que no han tenido tiempo de confirmar con telescopios terrestres toda la información obtenida, ya que la zona observada sólo es visible desde la Tierra entre los meses de mayo y octubre. Dicen no distinguir aún los planetas de falsas alarmas (como estrellas binarias), y que además no han podido determinar el tamaño de los astros por no conocer el diámetro de la estrella (que se obtiene por observaciones espectroscópicas con los otros telescopios). Además, cuentan que serán necesarios al menos 3 años para ratificar la existencia de cada uno.
A mi parecer es un poco recóndito el hecho de contener esa información al mundo más cuando es sabido por todos su importancia y que el uso que se le puede dar fuera de la comunidad científica es cuanto menos poco serio. ¿Qué motivos pueden llevar a NASA a hacerlo?
Un motivo (bastante extravagante) para la ocultación de la información de la Kepler podría ser la ocultación de las coordenadas de los posibles domicilios de vida en el espacio, con el fin de evitar que desde aquí se lance una "llamada" a dichos lugares. Una lógica manera de ocultar nuestra posición en el espacio exterior.
Desde mi punto de vista simplemente quieren evitar que sus datos sean usados para confirmar, fuera de sus laboratorios, la presencia de una "Exotierra". Ya que probablemente el mérito iría a otras agencias espaciales y eso está en contra de los principios que NASA a demostrado desde la "carrera espacial". Junto a esta explicación personal, añadiré que creo que las declaraciones de Hawkins no son más que unos acertados comentarios para publicitar su recién estrenada serie "El Universo de Stephen Hawkins" y, por tanto, no tienen ninguna relación con las últimas noticias sobre la busqueda planetaria.
Así pues, seguramente todavía estamos muy lejos de encontrar un planeta con vida similar a la nuestra, pero seguimos acercándonos a un ritmo vertiginoso e incesante. Previsiblemente en el próximo trienio conozcamos la presencia de otras "tierras" y quien sabe, quizás en los próximos años, se confirme la habitabilidad de algunas de ellas.
Salu2,
elSant0
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