Siguiendo la tradición de anunciar las lluvias de estrellas más importantes para quienes quieran disfrutarlas, ahora le toca a las Leónidas.
Las Leónidas son una lluvia de estrellas fugaces que se produce todos los años desde el 8 hasta el 28 de noviembre aproximadamente.
Este año el día de máxima actividad será el 17 de noviembre, y los momentos de máximo explendor ocurrirán a la noche, en torno a las 21:30 (hora UTC).
Esta lluvia se produce al cruzar nuestro planeta una estela de partículas dejada por el cometa Tempel-Tuttle (55P) en su paso cercano a nuestra órbita. El Tempel-Tuttle fue descubierto paralelamente, el 19 de diciembre de 1865 por Ernst Tempel, y en enero de 1866 por Horace P. Tuttle; de ahí su nombre compartido. Poco después de su descubrimiento, otro astrónomo llamado Oppolzer pudo asociar la lluvia, registrada oficialmente desde 1699 (aunque hay datos descritos desde el 902 d.c.) al paso del cometa.
El Tempel-Tuttle es un cometa mediano que orbita alrededor del Sol cada 33,18 años y cuya órbita intersecta con la terrestre. Esto provoca que, cada 33 años las Leónidas se conviertan en una intensa tormenta meteórica y que su intensidad se vea fuertemente disminuida durante los siguientes 3-7 años, pasando a ser de actividad moderada. Su último paso cercano fué en 1999 y se prevé el próximo para el 2032.
Pero esta exaltación periódica de 33 años en ocasiones se puede ver afectada por factores externos que provoquen una disminución de su magnitud. Así se ha datado en varias ocasiones, por ejemplo, debido a las perturbaciones producidas por la gravedad de Júpiter, Saturno o Urano. Esos planetas son capaces de desviar 2 o 3 millones de kilómetros el enjambre de meteoroides, hasta sacarlo fuera de nuestra órbita.
Debido a estas perturbaciones, concretamente a una producida por Júpiter (cuya máxima influencia será en 2029), los astrónomos estiman que la Tierra ya no hará contacto significativo con los resíduos del cometa hasta 2098. Esto resta importancia en nuestros días a una lluvia que ha sorprendido con impactantes imágenes varias veces en la historia.
Conociendo esta información podemos comprender porque los momentos de máxima actividad pueden variar tanto de un año para otro. Se han datado máximos de hasta 150.000 meteoros/hora (en la famosas lluvias de 1833 y 1966) y otros de unos 200 meteoros/hora (como el de 1933). Para este 2010 se estiman tan sólo unos 20 meteoros/hora.
A pesar de su baja densidad para este año, lo que es indiscutible es la vistosidad que siempre tienen sus meteoros, de color rojizo con cola verdosa, que suele ser bastante espectaculares por su brillantez y velocidad (71km/s aproximadamente).
Las Leónidas deben su nombre a la constelación de Leo, desde donde radian. La constelación de Leo es visible desde ambos hemisferios, situándose relativamente cerca del ecuador celeste.
Para quienes deseen gozar de las Leónidas habrá que advertir, como ya se ha dicho, que su intensidad estos años será muy moderada, por lo que se debe pensar en la noche del 17 de noviembre y buscar un lugar tranquilo y sin mucha contaminación lumínica en el horizonte donde se situa la contelación de Leo.
A continuación dejo un par de imagenes que puede servir para orientarnos hacia que punto del firmamento mirar para encontrar el radiante de la lluvia:
Salu2,
elSant0
Las Leónidas son una lluvia de estrellas fugaces que se produce todos los años desde el 8 hasta el 28 de noviembre aproximadamente.
Este año el día de máxima actividad será el 17 de noviembre, y los momentos de máximo explendor ocurrirán a la noche, en torno a las 21:30 (hora UTC).
Esta lluvia se produce al cruzar nuestro planeta una estela de partículas dejada por el cometa Tempel-Tuttle (55P) en su paso cercano a nuestra órbita. El Tempel-Tuttle fue descubierto paralelamente, el 19 de diciembre de 1865 por Ernst Tempel, y en enero de 1866 por Horace P. Tuttle; de ahí su nombre compartido. Poco después de su descubrimiento, otro astrónomo llamado Oppolzer pudo asociar la lluvia, registrada oficialmente desde 1699 (aunque hay datos descritos desde el 902 d.c.) al paso del cometa.
El Tempel-Tuttle es un cometa mediano que orbita alrededor del Sol cada 33,18 años y cuya órbita intersecta con la terrestre. Esto provoca que, cada 33 años las Leónidas se conviertan en una intensa tormenta meteórica y que su intensidad se vea fuertemente disminuida durante los siguientes 3-7 años, pasando a ser de actividad moderada. Su último paso cercano fué en 1999 y se prevé el próximo para el 2032.
Pero esta exaltación periódica de 33 años en ocasiones se puede ver afectada por factores externos que provoquen una disminución de su magnitud. Así se ha datado en varias ocasiones, por ejemplo, debido a las perturbaciones producidas por la gravedad de Júpiter, Saturno o Urano. Esos planetas son capaces de desviar 2 o 3 millones de kilómetros el enjambre de meteoroides, hasta sacarlo fuera de nuestra órbita.
Debido a estas perturbaciones, concretamente a una producida por Júpiter (cuya máxima influencia será en 2029), los astrónomos estiman que la Tierra ya no hará contacto significativo con los resíduos del cometa hasta 2098. Esto resta importancia en nuestros días a una lluvia que ha sorprendido con impactantes imágenes varias veces en la historia.
Conociendo esta información podemos comprender porque los momentos de máxima actividad pueden variar tanto de un año para otro. Se han datado máximos de hasta 150.000 meteoros/hora (en la famosas lluvias de 1833 y 1966) y otros de unos 200 meteoros/hora (como el de 1933). Para este 2010 se estiman tan sólo unos 20 meteoros/hora.
A pesar de su baja densidad para este año, lo que es indiscutible es la vistosidad que siempre tienen sus meteoros, de color rojizo con cola verdosa, que suele ser bastante espectaculares por su brillantez y velocidad (71km/s aproximadamente).
Las Leónidas deben su nombre a la constelación de Leo, desde donde radian. La constelación de Leo es visible desde ambos hemisferios, situándose relativamente cerca del ecuador celeste.
Para quienes deseen gozar de las Leónidas habrá que advertir, como ya se ha dicho, que su intensidad estos años será muy moderada, por lo que se debe pensar en la noche del 17 de noviembre y buscar un lugar tranquilo y sin mucha contaminación lumínica en el horizonte donde se situa la contelación de Leo.
A continuación dejo un par de imagenes que puede servir para orientarnos hacia que punto del firmamento mirar para encontrar el radiante de la lluvia:
Salu2,
elSant0
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