Hace unos días fue publicada la nueva versión de Ubuntu, Natty Narwhal, o 11.04, y con ello, como es tradición, viene el dilema para muchos sobre qué hacer: ¿actualizar? ¿instalar desde cero? ¿mantener mi actual versión de Ubuntu?...
PRIMERA PREGUNTA: ¿Cambiamos a la nueva versión?
En primer lugar debemos saber si tenemos motivos para actualizar o, por el contrario, debemos dejar la máquina como está.
Hay muchos que por curiosidad o por puro fanatismo geek deciden instalar. En esos casos mi opinión servirá de poco. Para el resto, todos aquellos que usamos Ubuntu habitualmente (o no tanto) y realmente nos importa cómo afectará el cambio, veamos que resulta mejor para nuestra experiencia.
Las ventajas que aporta esta nueva versión sobre su predecesora son un aumento de velocidad en acciones relacionadas con procesamiento y un mayor soporte para el repertorio de hardware actual. Además, se da mayor importancia a la seguridad (incluyendo incluso un firewall por defecto) y, como es habitual, también se han corregido bastantes bugs que arrastraban las versiones anteriores. Otro aspecto a destacar es la inclusión de actualizaciones importantes en aplicaciones primordiales (como Firefox,...).
La interfaz de usuario ha sufrido cambios muy importantes, entre los cuales es digno de destacar la inclusión de la interfaz de usuario Unity:
Junto con esta amplia cantidad de condicionantes para la actualización habrá que tener en cuenta que Canonical da un soporte de 18 meses, desde su fecha de lanzamiento a Ubuntu 10.10, por lo que dejaremos de recibir actualizaciones a finales de abril de 2012.
Dicho todo esto ya estamos en condiciones de decidir si actualizar o no. Si:
Entonces, adelante, a por Ubuntu 11.04 Natty Narwhal.
SEGUNDA PREGUNTA: ¿Actualizamos o instalamos desde cero?
Esta es una pregunta que me han formulado muchas veces. Veamos la diferencia que implica una y otra opción.
Las consecuencias que conlleva instalar desde cero es bien conocida por el usuario. Habrá que descargar la nueva versión y prepararla para la instalación (a través de un CD o de un pendrive), habrá que salvar y anotar todas las configuraciones actuales para posteriormente volverlas a aplicar. Y en ocasiones eso no es posible porque algunos cambios realizados son olvidados y otros son fruto de una evolución de configuración que difícilmente volveremos a cumplir,... También deberemos salvar todos aquellos archivos que no deseamos perder (documentos, videos, música, fotos,...). Además, luego debemos volver a añadir nuestros orígenes de software e instalar todas las aplicaciones.
A favor de esta elección podemos decir que una instalación desde cero rara vez provoca problemas durante la misma y si se producen basta con empezar de cero de nuevo.
Las consecuencias de actualizar sobre una versión anterior de Ubuntu son menos conocidas por los usuarios y es aquí donde quizás arroje algo de luz para muchos. Yo llevo realizándola desde hace varias años y en la mayoría de ocasiones me fue bien.
Como puntos favorables podemos decir que resulta cómodo y fácil de hacer. Nos permite mantener casi todas las configuraciones locales intactas (sólo cambiarán aquellas que sea imposible de mantener, por ejemplo, debido a la desinstalación de algun paquete), los programas instalados también se mantendrán intactos (a no ser que pierdan la compatiblidad con el sistema), el sistema de ficheros personales tampoco tendrá cambios (quedando nuestros documentos, videos, música, fotos,... donde están),...
Las desventajas son que, si veníamos arrastrando algún problema en el sistema es posible que no sea solventado y continuemos con él, si se produce un error grave durante la actualización podemos dejar corrupto el sistema obligándonos a formatear dicho disco (no el resto ;) ), si algún driver importante (como los gráficos) queda corrupto o no es compatible difícilmente podremos entrar después al sistema, si existe alguna incompatiblidad no detectada por los desarrolladores entre tu configuración actual y la nueva es probable que produzca errores,...
Si nos fijamos para ambos casos es recomendable copiar la información que no deseamos perder en discos ajenos al sistema operativo. Otro consejo que siempre doy es no guiarse por la impaciencia y no saltar a la nueva versión hasta pasado algún tiempo desde su lanzamiento. Esto es porque durante sus primeros días suelen aparecer multiples bugs que no habían sido detectados por los desarrolladores y es mejor evitar tropezar con algunos de ellos.
De nuevo, tras estas explicaciones estamos en condiciones de contestar a la pregunta. Decidamos si actualizar o instalar desde cero. Si:
Entonces realiza una instalación limpia desde cero. En caso de que alguno de esos puntos te resulte engorroso no te preocupes y realiza una actualización de versión tal y como explico en este tutorial; como ya dije antes, casi siempre va bien y es muy cómodo.
Salu2,
elSant0
PRIMERA PREGUNTA: ¿Cambiamos a la nueva versión?
En primer lugar debemos saber si tenemos motivos para actualizar o, por el contrario, debemos dejar la máquina como está.
Hay muchos que por curiosidad o por puro fanatismo geek deciden instalar. En esos casos mi opinión servirá de poco. Para el resto, todos aquellos que usamos Ubuntu habitualmente (o no tanto) y realmente nos importa cómo afectará el cambio, veamos que resulta mejor para nuestra experiencia.
Las ventajas que aporta esta nueva versión sobre su predecesora son un aumento de velocidad en acciones relacionadas con procesamiento y un mayor soporte para el repertorio de hardware actual. Además, se da mayor importancia a la seguridad (incluyendo incluso un firewall por defecto) y, como es habitual, también se han corregido bastantes bugs que arrastraban las versiones anteriores. Otro aspecto a destacar es la inclusión de actualizaciones importantes en aplicaciones primordiales (como Firefox,...).
La interfaz de usuario ha sufrido cambios muy importantes, entre los cuales es digno de destacar la inclusión de la interfaz de usuario Unity:
-
Hasta hoy el entorno de escritorio usado es Gnome 2. Dicho entorno siempre ha includo la shell Gnome Panel, cuya apariencia predeterminada contiene 2 paneles:
- Un panel superior, con los menús de navegación "Aplicaciones", "Lugares" y "Sistema", y con otras herramientas como un reloj o un área de notificación.
- Un panel inferior, en su mayor parte vacío, con botones para el control de escritorios y un listador de ventanas.
Desde hace algún tiempo esta shell ha sido vista como anticuada en comparación con las usadas por otros sistemas (como Windows7, MacOSX o el propio Kubuntu). El estancamiento se produjo debido a los constantes retrasos del lanzamiento de la nueva versión del entorno de escritorio, Gnome 3, cuya shell por defecto es Gnome Shell (que sustituye a Gnome Panel). Dichos retrasos de lanzamiento llevó a Canonical a crear una shell para Gnome 2, cuyo nombre es Unity, y que incluyó ya con anterioridad en el sistema Ubuntu Netbook Edition 10.10.Ubuntu 11.04 ha adoptado Unity como shell por defecto, trabajando sobre el entorno de escritorio Gnome 2. Unity está formado por:
- Un panel lanzador situado a la izquierda, usado para albergar accesos directos y como listador de ventanas. Usa la función «Intellihide» (ocultación inteligente, por ejemplo cuando esté utilizando espacio sobre una ventana o cuando una ventana minimizada se acerque). También permite abrir archivos con tan sólo arrastrarlos al lanzador (se abrirán con la aplicación predetermina).
- Un botón "Lenses" (Lugares o aplicaciones), que al pulsarlo despliega una ventana con los lugares y aplicaciones importantes. Incluye un buscador, aplicaciones más usadas,...
- Un panel superior, para desplegar menús e indicadores personalizados de la aplicación en uso. Donde se encuentran también el reloj y demás herramientas habituales en dicho lugar.
- Un botón "Escritorios", que al pulsarlo despliega todos los escritorios en pantalla para realizar un cambio rápido.
A pesar de la inclusión de Unity, Ubuntu sigue instalando junto a Gnome 2 la shell Gnome Panel. Si lo deseamos podemos seguir usándola, en detrimento de Unity.
- Se incluye AppMenu. Esta herramienta permite mostrar los menús de cada aplicación en el panel superior de Unity (o de Gnome Panel, si lo elegimos como shell por defecto). Es una herramienta bien conocida por los usuarios de MacOSX, ya que en dicho sistema se incluye desde sus inicios. La ventaja que ofrece es que permite ahorrar espacio en pantalla.
- El Centro de Software de Ubuntu ha vuelto a ser renovado, incluyendo algunas novedades en su aspecto y estructura y de nuevo acaparando una mayor cantidad de funciones.
- Algunas herramientas de Administración y Preferencias mejoran su apariencia (en concordancia con Unity).
- La versión para netbooks (Ubuntu Netbook Edition) desaparece al unificarse con la versión de escritorio.
- Es actualizado el navegador a su versión Firefox 4, la cual incluye importantes cambios en su interfaz de usuario y mejora notablemente la adopción de estándares (HTML5,...) y su seguridad.
- OpenOffice es sustituido por LibreOffice. Esto más que un cambio de software es un cambio de nombre de software, promovido por la política privativa de Oracle que hace poco se apoderó de OpenOffice y ha obligado a que se cree una versión al margen de ellos.
- Rhythmbox es sustituido por Banshee como reproductor y gestor de audio predeterminado. El nuevo reproductor incluye entre otras herramientas: soporte UPNP, fácil instalación de códecs, integración con el sonido del sistema y sincronización con la tienda virtual de Ubuntu.
- Cambio de repositorios. Cada versión posee sus propios orígenes de software con el software compatible con la misma. Además, por lo general, el número de paquetes disponibles va en aumento, dándose mayor y mejor soporte.
- Cambios en algunos drivers y software. La actualización suele tornar cambios en ciertas partes del sistema que en ocasiones hacen incompatibles drivers o software que habitualmente usamos. Por lo general en detrimento de hardware y programas más viejos y a favor de hardware y programas más actuales.
- Actualización de multitud de librerías del sistema.
- Amplia mejora en el sistema de instalación del sistema operativo desde cero.
Junto con esta amplia cantidad de condicionantes para la actualización habrá que tener en cuenta que Canonical da un soporte de 18 meses, desde su fecha de lanzamiento a Ubuntu 10.10, por lo que dejaremos de recibir actualizaciones a finales de abril de 2012.
Dicho todo esto ya estamos en condiciones de decidir si actualizar o no. Si:
- No nos importa pasar unas horitas cambiando de versión.
- No nos importa volver a configurar nuestros orígenes de software (repositorios).
- No nos importa ver instalado el software Banshee (o desinstalarlo después).
- Nos podemos permitir actualizar el navegador Firefox, teniendo en cuenta que dichos cambios podrían variar la carga de algunas webs, así como necesitar un tiempo para adaptarnos a su nueva interfaz.
- No nos importa tener que adaptarnos a la nueva interfaz Unity, configurarla y asumir que, es probable que algunas herramientas y configuraciones que usábamos en Gnome Panel no funcionen sobre Unity. O sino, si deseamos seguir usando Gnome Panel, no nos importa configurarlo de nuevo por defecto (reactivando de nuevo, no sin algunas complicaciones, todo lo necesario para que funcione tal cual lo ha hecho hasta ahora: OpenGL,...).
- Nos podemos permitir afrontar sin prisa el aprendizaje de uso de la nueva interfaz Unity y de su configuración. O sino, si deseamos seguir usando Gnome Panel, podemos afrontar sin prisa las complicaciones que puedan surgir al intentar devolverle el aspecto y funcionalidad a los que ya estamos acostumbrados.
- Nos podemos permitir afrontar sin prisa posibles dificultades relacionadas con los repositorios, los drivers o softwares que hayan cambiado.
- Queremos disfrutar de las ventajas que ofrece la nueva versión.
Entonces, adelante, a por Ubuntu 11.04 Natty Narwhal.
SEGUNDA PREGUNTA: ¿Actualizamos o instalamos desde cero?
Esta es una pregunta que me han formulado muchas veces. Veamos la diferencia que implica una y otra opción.
Las consecuencias que conlleva instalar desde cero es bien conocida por el usuario. Habrá que descargar la nueva versión y prepararla para la instalación (a través de un CD o de un pendrive), habrá que salvar y anotar todas las configuraciones actuales para posteriormente volverlas a aplicar. Y en ocasiones eso no es posible porque algunos cambios realizados son olvidados y otros son fruto de una evolución de configuración que difícilmente volveremos a cumplir,... También deberemos salvar todos aquellos archivos que no deseamos perder (documentos, videos, música, fotos,...). Además, luego debemos volver a añadir nuestros orígenes de software e instalar todas las aplicaciones.
A favor de esta elección podemos decir que una instalación desde cero rara vez provoca problemas durante la misma y si se producen basta con empezar de cero de nuevo.
Las consecuencias de actualizar sobre una versión anterior de Ubuntu son menos conocidas por los usuarios y es aquí donde quizás arroje algo de luz para muchos. Yo llevo realizándola desde hace varias años y en la mayoría de ocasiones me fue bien.
Como puntos favorables podemos decir que resulta cómodo y fácil de hacer. Nos permite mantener casi todas las configuraciones locales intactas (sólo cambiarán aquellas que sea imposible de mantener, por ejemplo, debido a la desinstalación de algun paquete), los programas instalados también se mantendrán intactos (a no ser que pierdan la compatiblidad con el sistema), el sistema de ficheros personales tampoco tendrá cambios (quedando nuestros documentos, videos, música, fotos,... donde están),...
Las desventajas son que, si veníamos arrastrando algún problema en el sistema es posible que no sea solventado y continuemos con él, si se produce un error grave durante la actualización podemos dejar corrupto el sistema obligándonos a formatear dicho disco (no el resto ;) ), si algún driver importante (como los gráficos) queda corrupto o no es compatible difícilmente podremos entrar después al sistema, si existe alguna incompatiblidad no detectada por los desarrolladores entre tu configuración actual y la nueva es probable que produzca errores,...
Si nos fijamos para ambos casos es recomendable copiar la información que no deseamos perder en discos ajenos al sistema operativo. Otro consejo que siempre doy es no guiarse por la impaciencia y no saltar a la nueva versión hasta pasado algún tiempo desde su lanzamiento. Esto es porque durante sus primeros días suelen aparecer multiples bugs que no habían sido detectados por los desarrolladores y es mejor evitar tropezar con algunos de ellos.
De nuevo, tras estas explicaciones estamos en condiciones de contestar a la pregunta. Decidamos si actualizar o instalar desde cero. Si:
- No nos importa tener que descargar y preparar para instalar (en CD o pendrive) la nueva versión.
- No nos importa, y somos capaces de, salvar todas las configuraciones actuales que deseamos mantener.
- Somos capaces posteriormente de volver a aplicar las configuraciones salvadas.
- No nos importa pasar algún tiempo salvando todos aquellos archivos que no deseamos perder (documentos, videos, música, fotos,...).
- No nos importa y sabemos volver a añadir nuestros orígenes de software e instalar todas las aplicaciones que queremos mantener.
- Arrastramos algún problema de configuraciones o que provoca comportamiento anómalo del sistema.
Entonces realiza una instalación limpia desde cero. En caso de que alguno de esos puntos te resulte engorroso no te preocupes y realiza una actualización de versión tal y como explico en este tutorial; como ya dije antes, casi siempre va bien y es muy cómodo.
Salu2,
elSant0
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