¿Sabías que es posible "oir colores", "ver sonidos" o "saborear formas"? Sí, lo es, y no hablo metafóricamente. La sinestesia es la mezcla de varios sentidos diferentes. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, o saborear texturas con las manos. No es que lo asocie o tenga la sensación de sentirlo. Lo siente realmente.
Existen dos tipos de sinestesias: La sinestesia de primer grado, que “mezcla” las impresiones de dos sentidos diferentes, y la sinestesia de segundo grado (más rara si cabe), que asocia la impresión de un sentido a una emoción, un objeto o una idea.
Según científicos de la Universidad de California, esto se debe a una activación cruzada de áreas adyacentes del cerebro. Veamos que quiere decir esto y porqué puede ocurrir.
Cuando nacemos, las neuronas que forman nuestro cerebro poseen mutitud de conexiones entre sí que sirven para procesar la información imprescindible para vivir (respiración, alimentación,...). Luego, durante los primeros años de vida, se crean nuevas conexiones que nos ayudan a formar pensamientos, sentimientos, comportamiento,... Habitualmente, antes de los 3 años, nuestro cerebro habrá creado más conexiones de las que necesitaremos. Tras ese período, el cerebro comienza a eliminar las que no se usan mucho con el fin de dejar más espacio para crecer a las conexiones importantes.
Normalmente, la percepción de cada uno de nuestros sentidos se desarrolla en zonas diferentes de nuestro cerebro, y luego poco a poco se eliminan las conexiones, entre dichas zonas, que puedan producirnos incertidumbre o desconcierto. Esto invita a pensar que cuando nacemos todos somos sinestésicos.
En el caso de las personas sinestésicas adultas, su capacidad se debe a que estas conexiones no desaparecieron por completo. Así pues, por ejemplo, es posible que tras oir un ruido sea activada también la zona cerebral que procesa la visión y, por tanto, se oye el ruido y además se ve una forma y/o colores concretos.
Esta capacidad, puede parecer sorprendente, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que las zonas cerebrales para la percepción sensorial están conectada a multitud de otras zonas cerebrales, tales como las que procesan sentimientos y emociones, las que procesan el lenguaje,... y todas se influyen continuamente. Para entenderlo, ¿quién no ha percibido alguna vez un cambio de humor al oir música? ¿y que decir de los casos de alucinaciones visuales debido a las drogas?. De hecho, se ha demostrado que algunas drogas como el LSD, la mescalina o varios hongos tropicales pueden producir sinestesia al aumentar la actividad cerebral ante un estímulo.
Por tanto la sinestesia no es un un fenómeno inusual e improbable. Algunos científicos han sugerido que es posible que ocurra en una de cada 23 personas (para otros algo exagerado). La causa por la que no somos conscientes de ello se debe principalmente a que la mayoría de los sinestésicos no saben que la gente no tiene su capacidad. Además, las cualidades sinestésicas son muy variadas y pueden ser desarrolladas con intensidades también muy diferentes; y cada sinestésico puede poseer sólo una o varias de esas cualidades, en mayor o menor medida.
Por ejemplo, se estima que del tipo de sinestesia en el cual se ven colores al oir o leer letras y números es de un 1% (siendo el más frecuente). Otros tipos comunes son las correspondencias entre tonos de color, tonos de sonidos e intensidades de los sabores de forma involuntaria. Es posible que el tocar una superficie más suave te pueda hacer sentir un sabor más dulce, hay quien ve colores al oir música, quien siente el sabor de las palabras,...
Para saber si somos sinestésicos aún no se ha descrito ningún método infalible. Está claro que depende de nosotros mismos el percibir esa diferencia y lógicamente a unos sinestésicos les costará más que a otros. Además, aunque gracias a los estudios hechos en los últmos años es posible listar los tipos más frecuentes, aun no se han podido establecer patrones comunes entre sinestésicos (letras asociadas a un mismo color, formas asociadas a un mismo sonido,...).
Según las investigaciones realizadas hasta el momento, el motivo por el que la mayoría de las personas sinestésicas no "descartan" las conexiones cerebrales que comunican los sentidos podría explicarse por una variación en la conexión de los nervios entre las distintas áreas cuando el cerebro se está desarrollando en el interior del útero antes de nacer.
Otras posibles explicaciones están asociadas a la experiencia personal durante los primeros años de vida. Aunque aún no se ha relacionado con hechos comunes entre sinestésicos, se comienzan a datar pautas que podrían influir en el desarrollo del cerebro en edad temprana y así producir sinestesia (defectos que influyen en los sentidos: ceguera, sordera, traumas,...).
Además, las jóvenes estadisticas sobre el tema reflejan que es más frecuente en mujeres que hombres, y en zurdos que en diestros; además de darse en ocasiones en varios miembros de la misma familia. Estos datos hacen pensar que pueda haber algún componente genético.
Como dato curioso añadiré que en la mayoría de los casos conocidos de síndrome del sabio (en el que profundizaré más adelante en otros posts) los sujetos en cuestion eran sinestésicos y este era uno de los motivos que les ayudaba a conseguir sus prodigiosas cualidades. Eso se debe a que la memoria de la percepción sinestésica (memoria secundaria) es muchas veces mejor que la de la percepción primaria (por ejemplo, si un sinestésico asocia siempre el color verde con el nombre de una persona, a menudo recordará el color del nombre más que el propio nombre).
Con esta información me surgen un par de preguntas: ¿Será la sinestesia una propiedad que dificulta nuestra desenvoltura en el entorno? ¿o será una propiedad práctica para aumentar nuestro rendimiento?
Llegados hasta aquí sólo me queda decir que, como se puede ver, aún nos queda mucho para entender como funciona el cerebro y seguramente todavía quedan cuantiosas sorpresas descubriendo capacidades que hoy pueden parecer imposibles.
Salu2,
elSant0
Existen dos tipos de sinestesias: La sinestesia de primer grado, que “mezcla” las impresiones de dos sentidos diferentes, y la sinestesia de segundo grado (más rara si cabe), que asocia la impresión de un sentido a una emoción, un objeto o una idea.
Según científicos de la Universidad de California, esto se debe a una activación cruzada de áreas adyacentes del cerebro. Veamos que quiere decir esto y porqué puede ocurrir.
Cuando nacemos, las neuronas que forman nuestro cerebro poseen mutitud de conexiones entre sí que sirven para procesar la información imprescindible para vivir (respiración, alimentación,...). Luego, durante los primeros años de vida, se crean nuevas conexiones que nos ayudan a formar pensamientos, sentimientos, comportamiento,... Habitualmente, antes de los 3 años, nuestro cerebro habrá creado más conexiones de las que necesitaremos. Tras ese período, el cerebro comienza a eliminar las que no se usan mucho con el fin de dejar más espacio para crecer a las conexiones importantes.
Normalmente, la percepción de cada uno de nuestros sentidos se desarrolla en zonas diferentes de nuestro cerebro, y luego poco a poco se eliminan las conexiones, entre dichas zonas, que puedan producirnos incertidumbre o desconcierto. Esto invita a pensar que cuando nacemos todos somos sinestésicos.
En el caso de las personas sinestésicas adultas, su capacidad se debe a que estas conexiones no desaparecieron por completo. Así pues, por ejemplo, es posible que tras oir un ruido sea activada también la zona cerebral que procesa la visión y, por tanto, se oye el ruido y además se ve una forma y/o colores concretos.
Esta capacidad, puede parecer sorprendente, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que las zonas cerebrales para la percepción sensorial están conectada a multitud de otras zonas cerebrales, tales como las que procesan sentimientos y emociones, las que procesan el lenguaje,... y todas se influyen continuamente. Para entenderlo, ¿quién no ha percibido alguna vez un cambio de humor al oir música? ¿y que decir de los casos de alucinaciones visuales debido a las drogas?. De hecho, se ha demostrado que algunas drogas como el LSD, la mescalina o varios hongos tropicales pueden producir sinestesia al aumentar la actividad cerebral ante un estímulo.
Por tanto la sinestesia no es un un fenómeno inusual e improbable. Algunos científicos han sugerido que es posible que ocurra en una de cada 23 personas (para otros algo exagerado). La causa por la que no somos conscientes de ello se debe principalmente a que la mayoría de los sinestésicos no saben que la gente no tiene su capacidad. Además, las cualidades sinestésicas son muy variadas y pueden ser desarrolladas con intensidades también muy diferentes; y cada sinestésico puede poseer sólo una o varias de esas cualidades, en mayor o menor medida.
Por ejemplo, se estima que del tipo de sinestesia en el cual se ven colores al oir o leer letras y números es de un 1% (siendo el más frecuente). Otros tipos comunes son las correspondencias entre tonos de color, tonos de sonidos e intensidades de los sabores de forma involuntaria. Es posible que el tocar una superficie más suave te pueda hacer sentir un sabor más dulce, hay quien ve colores al oir música, quien siente el sabor de las palabras,...
Para saber si somos sinestésicos aún no se ha descrito ningún método infalible. Está claro que depende de nosotros mismos el percibir esa diferencia y lógicamente a unos sinestésicos les costará más que a otros. Además, aunque gracias a los estudios hechos en los últmos años es posible listar los tipos más frecuentes, aun no se han podido establecer patrones comunes entre sinestésicos (letras asociadas a un mismo color, formas asociadas a un mismo sonido,...).
Según las investigaciones realizadas hasta el momento, el motivo por el que la mayoría de las personas sinestésicas no "descartan" las conexiones cerebrales que comunican los sentidos podría explicarse por una variación en la conexión de los nervios entre las distintas áreas cuando el cerebro se está desarrollando en el interior del útero antes de nacer.
Otras posibles explicaciones están asociadas a la experiencia personal durante los primeros años de vida. Aunque aún no se ha relacionado con hechos comunes entre sinestésicos, se comienzan a datar pautas que podrían influir en el desarrollo del cerebro en edad temprana y así producir sinestesia (defectos que influyen en los sentidos: ceguera, sordera, traumas,...).
Además, las jóvenes estadisticas sobre el tema reflejan que es más frecuente en mujeres que hombres, y en zurdos que en diestros; además de darse en ocasiones en varios miembros de la misma familia. Estos datos hacen pensar que pueda haber algún componente genético.
Como dato curioso añadiré que en la mayoría de los casos conocidos de síndrome del sabio (en el que profundizaré más adelante en otros posts) los sujetos en cuestion eran sinestésicos y este era uno de los motivos que les ayudaba a conseguir sus prodigiosas cualidades. Eso se debe a que la memoria de la percepción sinestésica (memoria secundaria) es muchas veces mejor que la de la percepción primaria (por ejemplo, si un sinestésico asocia siempre el color verde con el nombre de una persona, a menudo recordará el color del nombre más que el propio nombre).
Con esta información me surgen un par de preguntas: ¿Será la sinestesia una propiedad que dificulta nuestra desenvoltura en el entorno? ¿o será una propiedad práctica para aumentar nuestro rendimiento?
Llegados hasta aquí sólo me queda decir que, como se puede ver, aún nos queda mucho para entender como funciona el cerebro y seguramente todavía quedan cuantiosas sorpresas descubriendo capacidades que hoy pueden parecer imposibles.
Salu2,
elSant0
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